La Aguileña común es nativa de Europa y una perenne sin pretensiones, con hermosas flores color púrpura, las cuales son particularmente atractivas para las abejas, debido a su alto contenido de néctar. Crece muy bien en lugares variados pero se ha vuelto muy rara en su forma silvestre y por lo tanto, es una especie protegida en varios países. Históricamente, la planta se ha usado como un remedio para el escorbuto pero solo juega un rol menor en la medicina herbal actual ya que algunas partes de la planta contienen alcaloides ligeramente tóxicos. Independientemente de su efecto medicinal, es perfecta como planta para té, ya que sus flores tienen un sabor destacadamente suave en tés herbales. En la mitología europea, se le atribuye la habilidad de reforzar los hechizos de amor, y se usaba en amuletos mágicos. Sus semillas se agregaban a perfumes afrodisíacos y supuestamente, en las cortes reales de toda Europa, las cortesanas las masticaban. En la antigua Roma se les prohibía a los sacerdotes vestales tan siquiera acercarse a la planta.
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