La bella y delicada amapola de Islandia, que nos deleita en primavera con sus numerosas y coloridas flores de filigrana, probablemente desaparecerá de nuestros jardines en las próximas décadas. Esta planta de bienal a perenne, es originaria de Islandia y adora el clima subártico. Por eso, la amapola de Islandia prefiere los suelos magros, más bien áridos, y un clima fresco. Además, soporta muy bien las sequías prolongadas. Si a la planta le gusta el lugar que se le asigna, puede establecerse allí y crecer durante varios años. Sin embargo, es frecuente encontrarla en el jardín durante poco tiempo. Con suerte, la planta perenne volverá a sembrarse en otros lugares. A diferencia de otras variedades de amapola, el color de la flor de una planta puede cambiar. Las hay de todos los tonos, desde el blanco al amarillo, pasando por el naranja y el rosa, en los más bellos tonos pastel. Muchos insectos útiles se alimentan del néctar de las flores. La amapola de Islandia es, por tanto, una planta forrajera muy productiva, ya que su periodo de floración puede extenderse de mayo a agosto. Si se cortan sus capullos poco antes de florecer, la amapola de Islandia es perfecta como flor de corte para el jarrón.
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