El árnica de montaña, también conocida como tabaco de montaña, es al mismo tiempo, una planta alpina y medicinal. Es perenne y alcanza una altura de cerca de 60 cm. Sus flores color amarillo oscuro, las cuales aparecen de junio a agosto, tienen un olor placenteramente picante, con una ligera nota amarga. En su distribución original, en áreas de grandes altitudes, se convierte cada vez más en una especie rara y por lo tanto, se encuentra protegida en varios países europeos. Es, sin lugar a duda, uno de los remedios homeopáticos más famosos para lesiones musculares y moretones. En ese mismo contexto, también la medicina académica aprecia los poderes curativos de las flores de árnica, aunque solamente en su uso externo. No es posible ingerirla, ya que todos los componentes de la planta son tóxicos. Sin embargo, puede ejercer su efecto anti inflamatorio, usada en ungüentos y tinturas y también en otras preparaciones. Es una planta medicinal enormemente versátil. En la edad media, era considerada una planta mágica, que protegía contra los relámpagos, tormentas y hechizos malignos, y que también expulsaba a los demonios de los cultivos y protegía contra fracasos en la cosecha.
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