Esta flor silvestre perenne que luce un tanto simple, no puede evitar resaltar, ya que tolera los suelos más desafiantes. En realidad, se puede encontrar en todo el mundo. En Alemania, es típica de los paisajes de dunas y marismas de sal en el mar del Norte y el mar Báltico. Esta planta marítima tolera y procesa la sal, pero no necesita suelos salinos para vivir. En ocasiones, puede encontrarse en bosques secos o en praderas áridas. Sin embargo, tierra adentro, pertenece a las especies de plantas en peligro de extinción. Su tolerancia a lugares contaminados con metales pesados es espectacular. Puede absorber y unir metales pesados y por lo tanto, sirve de gran apoyo para la regeneración de suelos contaminados. En la antigüedad, esta variedad se usaba como planta medicinal, para la epilepsia. Hoy en día, no es relevante como tal. Aún así, sus flores son comestibles y se pueden consumir frescas o confitadas. Como planta de ornamento, esta flor silvestre ha ocupado un lugar en nuestro jardín desde hace ya mucho tiempo. Debido a sus requerimientos de hábitat, es perfecta para rocallas, jardines de brezo o jardines de playa. De sentirse bien, se autosiembra y aparece en varios lugares. Se desarrolla especialmente bien cuando se planta en grupos.
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