El crocus de primavera es uno de los ciruelos silvestres autóctonos de Europa Central. Se encuentra en estado silvestre principalmente en prados alpinos. Sus flores aparecen a mediados de febrero y son sobre todo moradas, rara vez blancas o bicolores. Son perfectas para el cultivo silvestre en céspedes. Con el paso de los años pueden formar una densa alfombra de flores que cubre el suelo. Como heraldos de la primavera, junto con las campanillas de las nieves, la agracejo invernal y la pulmonaria, es un espectáculo encantador. Los crocuces son una importante fuente de alimento muy temprana para insectos útiles como las abejas silvestres. No hay duda de que deberían crecer en el jardín silvestre.
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