También conocida como lechuga venenosa, pertenece a la familia de las asteráceas como la mayoría de las lechugas, pero crece indudablemente más alta que muchas de sus parientes y forma hojas espinosas. Produce flores amarillas muy típicas en forma de cesta, similares a las de la achicoria. No se puede determinar con exactitud si se trata de una planta medicinal proveniente de los jardines de los monasterios que fue liberada en la naturaleza o de una forma silvestre real. Debido a que su raíz emite un olor desagradable, también se le ha dado el apodo de lechuga apestosa. Este olor también hace que sea fácil distinguirla de otras plantas de aspecto similar cuando crece en estado salvaje, como el cardo de siembra o el cardillo. Desde la antigüedad se ha obtenido un sustituto medicinal del opio a partir de la lechuga venenosa, aunque la planta no contiene opiáceos y no tiene ninguna relación con la adormidera. El jugo lácteo seco (lactucarium), que segrega la planta como defensa contra los depredadores, conserva numerosas sustancias amargas, y un extracto de la misma era valorada por su suave efecto narcótico. La hierba venenosa siguió figurando en la farmacopea alemana hasta finales del siglo XIX. Las hojas se preparan como un té. El té tiene efectos inductores del sueño y sedantes. Más recientemente, la hierba también se ha hecho un nombre como lechuga silvestre, un agente inductor de sueños.
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